Santa Clara 4--Segundo curso en Santa Clara by Enid Blyton

Santa Clara 4--Segundo curso en Santa Clara by Enid Blyton

autor:Enid Blyton [Enid Blyton]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788427214491
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España
publicado: 2018-04-14T00:00:00+00:00


El segundo curso pareció haber disminuido considerablemente con la ausencia de las cinco. Hilary y Alison cayeron enfermas al día siguiente, de manera que había muchos pupitres vacíos. El concierto se aplazó dos semanas y las alumnas de segundo estaban desanimadas y tristes.

Elsa era la única que estaba plenamente satisfecha. Se había negado a tomar parte en el concierto, y se alegraba de que las otras estuvieran decepcionadas. Según había previsto Ana, Elsa adoptó una actitud de mártir, haciéndose la triste y abandonada todo el tiempo, pero nadie le hizo el menor caso.

Elsa sentía herido su orgullo. No quiso preguntarle a Ana lo que le había dicho la señorita Theobald el día en que las llamó a ambas, pero ahora veía bien claro que no solamente las niñas ya no la consideraban una de sus delegadas, sino que también la señorita Jenks parecía pensar que Ana era la única delegada de la clase. Era exasperante. Algunas veces Elsa deseaba ser como Carlota y poder pegar y tirar de las orejas a las demás cuando le viniese en gana. ¡Les daría bofetadas en las orejas a todas sus compañeras de la clase!

Las siete chicas lo pasaron mal en la enfermería durante los dos primeros días, y luego, cuando les fue bajando la temperatura, se sentaron en la cama algo más animadas.

Era divertido estar todas juntas. Podían jugar a distintos juegos y charlar.

—La semana que viene es mitad de curso —dijo Isabel—. Nuestra madre va a venir a buscarnos.

—La mía también —exclamó Doris—. Carlota, ¿va a venir a buscarte tu padre?

—Sí, y mi abuela también —dijo Carlota con pesar—. Ahora me llevo muy bien con mi padre, pero parece ser que para mi abuela soy vulgar y mal educada. Recuerda mis tiempos del circo, y ella los odia. Oh, pobre de mí. Tenía intención de ser terriblemente bien educada este curso y no pegarle a nadie, ni perder los estribos por nada.

—Mirabel va a marcharse a medio curso, ¿verdad? —exclamó Bobby de pronto—. Entonces no estará para el concierto, ni tampoco sabrá si ha sido escogida para jugar en alguno de los partidos de lacrosse y se perderá la fiesta de cumpleaños de Carlota.

—Es tonta —comentó Doris—. No piensa nada a derechas. Eso es lo que pasa.

—No será tan mala cuando se ha propuesto cambiar y ser razonable —respondió Pat—. Ahora me cae muy bien. Y debo decir que es buena con la pequeña y tímida Gladys. Cuando Katy vino a vernos ayer, dijo que a Mirabel le gustaba cuidar de ella y salir de paseo en su compañía, y Gladys es como un perro para ella, va detrás de Mirabel y hace todo lo que le dice.

—¡Vaya, quién iba a pensar que esas dos harían pareja! —dijo Isabel—. Y hay otra cosa también sorprendente..., ¿quién iba a creer que la perezosa de Ana se espabilaría como lo ha hecho?

Al final de la semana las seis enfermas estaban muchísimo mejor. Desde luego no hubieran podido asistir al concierto de haberlo aplazado solo una semana, de manera que hicieron muy bien en aplazarlo tres.



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